No te conviertas en una persona sumisa por temor a quedarte sol@

Muchas personas en sus relaciones de pareja, prefieren anularse a sí mismas por miedo a quedarse solas, sin considerar que a la persona más importante a la que están perdiendo ante esa dinámica es a sí mismas.
La sumisión, el sometimiento ante otra persona, es una de las peores formas de atentar contra nuestra autoestima. En el momento en el cual permitimos que otra persona tome el control de nuestras vidas, nos haga callar, nos haga agachar la cabeza, estamos lanzándonos por un abismo de donde nos costará mucho salir, si es que nos decidimos en algún momento.

Cada quien es libre se de ser como quiere y sus cambios deben ser generados por voluntad propia, no para satisfacer las demandas de alguien que no quiere a su lado una persona con pensamiento, criterio y formas propias, sino que sea su apéndice, su complemento, como una especie de maniquí que se comporte de una manera específica solo por complacencia.


La vida es muy corta como para estar con alguien por temor a quedarnos solos, la vida nos ofrece un sinfín de oportunidades para disfrutar de ella, solo que a veces escogemos justo las que nos alejan de nuestro centro, las que no nos permiten ser auténticos y a partir de allí comenzamos a desaparecer ante nuestros ojos, a desconocernos a no encontrarnos cuando nos miramos al espejo.
Siempre será preferible una soledad digna a una compañía ilusoria, a una compañía que nos hace sentirnos solos, que nos genera carga emocional y hace que nuestra sonrisa se programe para cuando se le permita asomarse, hasta que desaparezca completamente la ilusión de la vida.

Cuando nos negamos a ver otras posibilidades y pensamos que una nefasta relación es lo mejor que nos puede ocurrir, porque nos sentimos incapaces de encontrar otra pareja, porque no queremos estar solos, porque no nos sentimos merecedores de otro tipo de afecto, nos estamos limitando nuestra vida y las posibilidades que tenemos de sentirnos bien en una relación y felices por lo vivido.

Cada quien tiene el derecho de realizar sus sueños y esto no ocurre ante la sumisión, ante la sumisión los sueños se desvanecen, se dejan de tener, se adapta una actitud de incapacidad y de inseguridad, donde lo único que importa es satisfacer las necesidades del otro. Mientras escribimos un triste libro de vida, que nos hará llorar cada vez que leamos.

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