Cuando te sientas inconforme con la vida, sencillamente agradece

Es fácil sentirse mal, sentirse inconforme, sentirse ansioso, solo basta con que sembremos pensamientos negativos en nuestra mente y nos aferremos a ellos como nuestra realidad, cuando lo que son es una mera ilusión que nos debilita y nos desgasta.
Lo bueno es que así como podemos adoptar pensamientos que no nos favorecen, lo mismo podemos hacer con aquellos que nos enriquecen y los que de la manera más sencilla nos hacen cambiar de perspectiva son aquellos de apreciación y de agradecimiento.

Agradece por la vida:
La vida es un milagro, es un regalo, no sabemos cuánto tiempo estaremos acá, pero lo importante es aprovechar cada día, ver las maravillas que tenemos a nuestro alrededor, ese hermoso cielo, con sus amaneceres y sus atardeceres, esa naturaleza infinitamente maravillosa que día a día intenta darnos lecciones de cómo vivir mejor y más ligeros, la posibilidad de respirar y con ello cambiar nuestro estado de ánimo. Sencillamente agradece haber tenido un nuevo día, para estar, para ser.

Agradece la posibilidad de cambiar:

Muchas veces no apreciamos lo maravilloso que es decidir nuestra vida, desde qué comeremos hasta en dónde queremos estar, qué acciones tomar para llegar a donde queremos, que hábitos dejar y cuáles tomar, cómo tratamos a quienes nos rodean, qué aguantamos, qué dejamos de dar, en fin cualquier cosa que no nos guste podemos cambiarla, o bien cambiar nuestra manera de percibirla.


Agradece por tus afectos:

Sean muchos o sean pocos, sean adorables o nos provoque ahorcarlos, siempre tendremos personas a nuestro alrededor o al menos en nuestro corazón que enriquecen nuestra vida, que nos enseñan, que nos muestran diferentes puntos de vista, que nos alimentan el espíritu, que nos apoyan y están de alguna manera pendientes de nuestro bienestar.

Agradece por las pequeñas cosas:

Quizás tenemos la costumbre de agradecer solo por los grandes logros, los grandes acontecimientos, pero hay muchos detalles que pueden llamar nuestra atención y hacernos ver lo afortunados que somos. Una manta caliente en una noche con frío, una llamada de ese ser especial, una mirada noble de un niño, la posibilidad de ver, escuchar, sentir, amar, que son grandes cosas, pero muchas veces las damos por sentado.

Son muchos los motivos que tenemos para agradecer, quizás muchos más de los que tenemos para quejarnos, para sentirnos inconformes, todo está en dónde estamos centrando nuestra atención. Dejemos de lado las quejas, los miedos, las críticas, los juicios y hagamos la sustitución por un acto o una palabra de valoración y agradecimiento. De esta manera activaremos otro tipo de energía a nuestro alrededor y más de lo que nos gusta se hará presente.

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