Todos
en la vida enfrentamos momentos difíciles, pasamos por
situaciones que preferiríamos no atravesar, todos bebemos tragos amargos y
dejamos grabado en nuestra alma un dolor y en nuestro pensamiento un mal
recuerdo.
Somos seres humanos, no
somos perfectos, tomamos decisiones equivocadas, tomamos caminos inciertos y
muchas veces elegimos compañía para nada conveniente, de cualquier manera siempre nos toca asumir las consecuencias de nuestras
acciones y enfrentar, encarar esos momentos difíciles en los cuales
deseamos profundamente ser escuchados, no juzgados.
Nada es fácil ni tan
útil como escuchar mucho. Juan Luis Vive.
Ojalá todas las personas
tuviéramos la humildad y la bondad de siempre estar dispuestos a escuchar,
especialmente cuando se trata de equivocaciones cometidas y de no convertirnos
automáticamente en jueces de las acciones ajenas, en críticos lamentablemente
destructivos, queriendo de alguna manera corregir lo que ya está hecho y
deshacer el pasado, no entendemos que en estos momentos de debilidad y de
vulnerabilidad de las personas, lo que se requiere es prestar oídos en lugar de
convertirnos en jueces de algo generalmente irremediable.
Cuando enfrentamos situaciones
lamentables y difíciles en nuestra vida, no necesitamos realmente que nos digan
cómo debimos haber actuado, ni que critiquen o cuestionen los motivos por los
cuales tomamos tal o cual decisión, quizás simplemente necesitamos que nos
brinden apoyo, que nos presten oídos y que de alguna manera sintamos compañía y
solidaridad.
Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el
arrepentimiento. Proverbio italiano.
Muchos gestos simples pueden
ser de gran ayuda en una situación complicada, escuchar es realmente la acción
más sabia que se pueda brindar, sin embargo, solemos complicarnos intentando
ofrecer soluciones o justificar a las personas, y muchas veces sin querer, nos
convertimos en jueces de lo que nos comparten.
Puede ser que actuemos con
las mejores intenciones, pero debemos pensar en como nos gustaría ser tratados
en momentos difíciles, realmente deseamos ser juzgados cuando compartimos con
alguien nuestras penas?..
Así como hay un arte de bien hablar, existe un arte de
bien escuchar. Epicteto de Frigia.
Aunque no lo parezca, el
silencio puede ser la mejor compañía en estos casos, el simple hecho de
acompañar, de estar y de escuchar, puede llegar
ser el mejor consuelo que podamos ofrecer y que puedan regalarnos en una
situación difícil, ser parte de la situación, desde la actitud compasiva, no
predominante, desde la bondad y la humildad de queien siente nuestro pesar y de
que además nos ayuda a aliviar la pena con su mera presencia.
Valora y ofrece este regalo,
de seguro será mejor apreciado que los juicios y opiniones que podamos emitir
en determinados momentos, especialmente si lo menos que necesitan es escuchar
nuestra opinión, lo que no quiere decir que no sea valorada, simplemente que
todo tiene su momento y en muchas ocasiones solo nuestra presencia y compañía
basta.
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