Así fue pasando el tiempo,
aceptando cada día más que nuestro amor no estaba destinado a ser, leyendo
entre lágrimas las páginas de nuestros libros de vida, que se confabulaban para
hacer que no coincidiéramos, me buscabas, me alejaba… te buscaba, me alejabas.
Sin entender muy bien cómo amándonos como lo hacemos todo resultaba en un
imposible, en un amor de esos para ser recordados, por intenso, por doloroso,
por apasionado, pero no de esos de para siempre, al menos no juntos.
Pienso que a veces debemos
no ser tan tercos en la vida y escuchar las señales que se nos presentan,
aunque esto represente acallar un poco nuestro corazón. Es cierto que él pocas
veces se equivoca, pero por qué no pensar que está actuando dominado por el
ego, ese que se encapricha y nos llena de frustración…
Nuestro corazón no se
empeñaría en algo que nos haga sufrir reiterativamente, él más que nada busca
nuestro paz, procura que encontremos nuestro centro y se siente mucho más
cómodo cuando el dolor no lo aprisiona, aun cuando extrañe latir a toda prisa
solo con susurrar tu nombre en mi mente.
Sé que nunca quisiste
hacerme daño, sabes que nunca quise hacerte daño, pero cómo nos herimos, cómo
no logramos congeniar en lo mejor que sabíamos hacer, que era amarnos uno al
otro. Será cuestión de madurez, de carácter, de costumbres, de crianza… o
simplemente el arte de sabotear nuestra vida para hacerla complicada, para dar
ese toque interesante y picante que solo ofrece el drama, esos insomnios
angustiantes de no saber cómo solucionar las cosas, de no saber si podremos
continuar o esos más intensos todavía de: Oh cómo lo extraño, cómo es que no
está aquí en este justo momento, cómo es que no podemos estar bien amándonos
como lo hacemos…
La vida es así, nos ofrece
oportunidades que si no estamos preparados para manejar, que si no podemos
crecer con ella, sencillamente perdemos… Sí puede que se nos presenten muchas
más, quizás hasta mejores, pero créeme que me duele haberte dejado pasar,
créeme que te extraño, que aunque ya no te busque, aunque ya tú no lo hagas,
suspiro con tu recuerdo… Y sí aun algo dentro de mí, me dice que solo nos
estamos preparando cada uno por nuestro lado para ver si el mismo tren se le
ocurre pasar por nuestra estación nuevamente y en esa oportunidad saber manejar
nuestro amor juntos.
Este articulo fue realizado gracias a mujer.guru Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Comentarios
Publicar un comentario